Ex political prisoner Elizam Escobar - the shock he experienced when he came back to the Island
English translation follows Spanish
Elizam Escobar: Para mí fue un poco más fácil
El ex preso político Elizam Escobar rememora el
choque social que vivió tras retornar a la Isla luego de 19 aZos de cárcel
Por Daniel Rivera Vargas / drivera@elnuevodia.com
21 Septiembre 2010
http://www.elnuevodia.com/paramifueunpocomasfacil-783420.html
Mira el sitio especial con todas las
entrevistas: http://especiales.elnuevodia.com/expresos/enpiedelucha.html
Habían pasado varios minutos de esta entrevista
cuando el pintor Elizam Escobar recordó que no
llevaba puesto el sombrero con el que se le ve en
tantas actividades públicas. El pintor es el ex
preso independentista más reconocido públicamente
del grupo que fue excarcelado en 1999.
En su taller en el segundo piso de una
urbanización de Hato Rey, Escobar habló del
choque social que vivió al regresar a Puerto
Rico, de sus 19 aZos en prisión y de la situación actual del independentismo.
Reconoció el peso de los primeros aZos de ser
figura pública por su combinación de artista y ex
preso político, pero aseguró que para él ha sido
importantísimo su labor como maestro de la
Escuela de Artes Plásticas e insertarse en la lucha cultural.
El artista exhortó al sector independentista a
buscar unidad, aunque reconoció que no es fácil,
y a luchar por la liberación de los presos
políticos Oscar López y Avelino González.
¿Qué ha sido lo más peculiar de integrarse a la
libre comunidad en estos 11 aZos?
Ha habido etapas. Yo llegué a Puerto Rico siendo
uno de los pocos prisioneros que fui nacido,
criado aquí, estudié en la Universidad de Puerto
Rico. Para mí fue un poco más fácil. El primer
aZo fue un aZo que, en términos de la actividad
artística, yo tenía que volver a reintegrarme, a
volver a percibir lo que estaba pasando en Puerto
Rico. En aquella época había una efervescencia
cultural en Puerto Rico. Claro, ya eso ha
disminuido por la crisis que hay. Para mí fue
salir de una realidad donde no había privacidad a
otra realidad. Para mí Puerto Rico es lo que llamo la prisión abierta.
¿A qué se refiere?
Me refiero a que cuando yo llegué yo estaba en la
casa de mi madre en Lomas Verdes, Bayamón, yo iba
a a salir a caminar y mi madre me dijo: ‘¿Tú
estás loco?’. Ya por la ola criminal en ciertas
comunidades es raro que la gente camine. La cosa
de las rejas, que en los 50 era un adorno, se
convirtió en una necesidad. Todo eso me hizo
sentirme que estaba en una nueva realidad.
Además, la tensión pública era muy fuerte, había
mucha presión pública, al principio era bien
fuerte. En la cárcel no tenía privacidad y en
Puerto Rico tampoco porque me había convertido en
algo así como una figura pública, tanto en el
mundo del arte como en la sociedad civil.
¿Se sintió discriminado en la Isla tras su excarcelación?
Lo que pasa es que yo conseguí trabajo en la
Escuela de Artes Plásticas y eso me permitió una
transición que no fue antagónica. Al principio
muchos policías me saludaban, y eso luego de los
primeros siete aZos comenzó gente a quitarse la
careta. Hay unos conflictos obvios en Puerto
Rico. Hay gente que ve en uno la encarnación de
un ideal con el que no están de acuerdo. A mí me
invitaron a tener una exposición en el Capitolio,
Jenniffer González, y yo, a la persona que me
invitó, le dije que me era muy difícil aceptar
esa invitación porque se podría ver como una
forma de legitimar el trabajo de la Legislatura y
la política cultural de este Gobierno.
¿Qué ejemplos me puede dar de ‘quitarse la máscara’?
La participación mía en cualquier lucha es
interpretada como parte de ‘una agenda
oculta’. Ya no somos aquéllos que salimos de
prisión, que fuimos víctimas, personas admirables
por el tiempo que hicimos, sino que ahora somos
participantes en la sociedad. Pasamos a una
identificación con la lucha social, política.
¿Qué fue lo más que le impresionó de la Isla al regresar?
Fue encontrar un ejército de gente enferma en las
luces, los adictos, para mí eso fue bien
impresionante. Lo otro es que comencé a trabajar
en la Escuela de Artes Plásticas y para mí fue un
cambio grande, porque el Viejo San Juan en los
sesenta no era un lugar de actividad cultural
como era cuando yo regresé (1999). Por eso para
mí la Escuela de Artes Plásticas fue bien
liberante porque comencé a trabajar con jóvenes y
eso ha sido y sigue siendo una experiencia
fundamental de cómo yo me puedo ubicar y
contribuir en esta sociedad. Me di cuenta que la
labor mía era principalmente a nivel cultural.
¿Qué fue lo más difícil de la cárcel?
Es perder eso que llaman libertad y el contacto
con la gente que amas, estar censurado de la
sociedad. Y cada uno debe bregarlo por su forma.
Cuando yo llegué a la primera prisión hice un
análisis de las cosas que podía hacer y las que
no. Y ahí comencé a vivir esa otra vida, que era una forma de muerte.
¿Algo positivo de la cárcel?
Estuve en más de una docena de prisiones. Pude
organizar clases desde dentro de la prisión. A
un boricua analfabeta de 50 aZos le pude enseZar
a leer y escribir. Pero dentro de toda la
trayectoria de prisión lo mejor fue tratar de
llevarle una esperanza, de cómo se puede ser un
ser humano sin tener que escapar de la celda.
Todavía tengo pinceles que traje de la prisión.
Nosotros celebramos un Grito de Lares en la
prisión; eso no se había hecho. Lo que pasa es
que en las cárceles federales se permite celebrar
algunas fechas, como el 4 de julio, el 5 de mayo
de los mexicanos, para mantener a la población de
alguna manera alegre. Los puertorriqueZos se me
acercaban y decían: ‘Mira, Escobar, los
colombianos, los 'rastafarian', todos tienen su
actividad y nosotros no tenemos nada’. ‘Bueno’,
les dije yo, ‘no tenemos independencia, pero
podemos celebrar el Grito de Lares’. Pero yo les
puse de condición que debíamos invitar a todo el mundo. Fue algo lindo.
¿Cómo percibe el independentismo hoy?
La agenda principal del movimiento
independentista debe ser buscar la unidad. El
problema es que esa concepción es problemática.
Decía (Juan Antonio) Corretjer, por ejemplo, que
la unidad sólo se va conseguir en la acción. Aquí
lo que tenemos son dos gobiernos de países
colonialistas, uno quiere la ‘súper colonia’ que
es la estadidad, y los otros, que no pueden ni
argumentar qué quieren. El PIP es un buen
instrumento, pero el PIP y todas las
organizaciones deben buscar el diálogo. Es
evidente que en una colonia sólo puede haber elecciones coloniales.
¿Qué opina hoy de la lucha armada?
En el entierro de Lolita (Lebrón) yo hablé y dije
que Puerto Rico debe buscar su independencia
usando todos lo medios a su disposición. Y,
cuando llegue el momento, el pueblo
puertorriqueZo escogerá qué medios o combinación
de medios usará. Cuando nosotros llegamos, lo que
había era el modo de lucha pacífica, en Vieques.
Y cada momento histórico definirá los medios de lucha.
Se dice que Lolita renunció a la lucha armada.
No sé qué cambios tuvo Lolita, pero sí te puedo
decir que toda persona tiene derecho a cambiar de
estrategia y si ella pensó que en el Puerto Rico
de hoy la lucha armada no era el camino necesario, esa es su opción.
¿Qué nos puede decir de Oscar López, el preso que queda adentro?
Oscar ya a cumplir 30 aZos de prisión.
Verdaderamente esto es una situación
insostenible. Una persona que siempre se ha
mantenido firme, además de todos los estudios que
se han hecho sobre la desproporción de las penas.
En el Comité pro Derechos Humanos vamos ahora
encaminados principalmente a Oscar; Avelino
también pero su sentencia es mucho más corta.
Oscar es el que tiene una sentencia obscena. Si
no sale pronto saldrá como un anciano de 80 y
pico de aZos. Sería un gesto honorable de buena
fe de (el presidente Barack) Obama que lo
liberara sin condiciones. Los cubanos están
liberando a estos presos políticos sin
condiciones. En el caso nuestro, tenemos los
presos políticos con las sentencias más largas de
Latinoamérica. Lolita fue la mujer que mas tiempo
pasó en prisión en toda América, quizá en el mundo.
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Elizam Escobar: It was a little easier for me
Ex political prisoner Elizam Escobar recalls the
social shock he experienced when he came back to
the Island after 19 years of prison
By Daniel Rivera Vargas / drivera@elnuevodia.com
September 21, 2010
http://www.elnuevodia.com/paramifueunpocomasfacil-783420.html
translated by Jan Susler
For the special site with all the interviews, go to:
http://especiales.elnuevodia.com/expresos/enpiedelucha.html
Several minutes of this interview had passed by
the time painter Elizam Escobar remembered that
he didn’t have his hat on, as he always wears one
in all the public activities. The painter is the
ex political prisoner best known publicly of the
group that was released in 1999.
In his studio on the second floor in a
neighborhood in Hato Rey, Escobar talked about
the social shock he experienced when he returned
to Puerto Rico after serving 19 years in prison,
and the current situation of the independence movement.
He recognized the weight of the first years,
being a public figure, due to the combination of
being an artist and an ex political prisoner, but
he assured that for him, his work as a professor
at the School of Plastic Arts and his involvement
in the cultural struggle have been really important.
The artist urged the independentista sector to
seek unity, although he recognized that isn’t
easy, and to struggle for the release of
political prisoners Oscar López and Avelino González.
What’s been the most peculiar thing about
integrating into the free community during this past 11 years?
There have been stages. I arrived to Puerto Rico
having been one of the few prisoners to have been
born and raised here; I studied at the University
of Puerto Rico. For me it was a little easier.
The first year was a year that, in terms of
artistic activity, I had to integrate myself
again, to get a sense of what was happening in
Puerto Rico. At that time there was a cultural
effervescence in Puerto Rico. Of course, that’s
diminished now, due to the current crisis. For
me, it was coming out of a reality where there
was no privacy to another reality. For me, Puerto
Rico is what I call an open prison.
What are you referring to?
I’m referring to when I arrived, I was at my
mother’s house in Lomas Verdes, Bayamón. I’d go
out for a walk, and my mother would tell me, “Are
you crazy?” Due to the crime wave in some
communities, people hardly ever go out for a walk
any more. The issue of bars, which in the ‘50's
was for decoration, had become a necessity. All
that made me feel like there was a new reality.
Public tension was also really strong. There was
a lot of public pressure. At the beginning it was
really strong. In jail I had no privacy, and I
didn’t in Puerto Rico either, because I’d become
something like a public figure, in the art world as well as in civil society.
Did you feel any discrimination on the Island after your release from prison?
What happened is that I found work at the School
of Plastic Arts, and that allowed me a transition
that wasn’t hostile. At the beginning a lot of
police would greet me, and then after the first
seven years, people started to remove their
masks. There are some obvious conflicts in Puerto
Rico. There are people who see you as the
incarnation of an ideal they don’t agree with. I
was invited to mount an exhibition in the Capitol
by Jenniffer González, and I told the person who
brought the invitation to me that it was very
difficult for me to accept her invitation because
it could be seen as a way of legitimizing the
Legislature’s work and the cultural policies of this government.
Give me some examples of ‘taking the mask off’?
My participation in any struggle is interpreted
as part of “a hidden agenda.” We’re no longer
those who came out of prison, who were victims,
admirable people for the time we served. Now,
instead, we’re participants in the society. Now
we are identified with a social and political struggle.
What most impressed you when you came back to the Island?
Seeing an army of sick people at the stop lights,
the addicts. That really struck me. The other is
when I started working at the School of Plastic
Arts, which was a huge change for me, because the
Old San Juan of the ‘60's wasn’t the scene of
cultural activity as it was when I came back
(1999). So for me, the School of Plastic Arts was
really liberating, because I started to work with
youth, and that has been and continues to be a
fundamental experience of how I can situate
myself and contribute in this society. I realized
that my work would be principally in the cultural arena.
What was the hardest thing about prison?
To lose what is called freedom, and contact with
the people you love, to be censored from society.
Everyone has to deal with it in their own way.
When I got to the first prison, I did an analysis
for what I would be able to do, and what I
wouldn’t be able to do. And from there I started
to live that other life, which was a form of death.
Anything positive about prison?
I was in more than a dozen prisons. I was able to
organize classes from inside prison. I was able
to teach an illiterate 50 year old Puerto Rican
to read and write. But in the entire trajectory
of prison, the best was trying to maintain hope,
of how to be a human being without having to
escape from the cell. I still have paintbrushes
that I brought from prison. We celebrated a Grito
de Lares in prison. That had never been done
before. What happens is that in the federal
prisons you’re allowed to celebrate some dates,
like the 4th of July, the 5th of May for the
Mexicans, to keep the population sort of happy.
The Puerto Ricans approached me and said,
“Listen, Escobar, the Colombians, the
‘Rastafarians,’ everyone has their activity, and
we don’t have anything.” “Well,” I told them “we
don’t have our independence, but we could
celebrate the Grito de Lares.” But I imposed a
condition that we had to invite everyone. It
turned out to be a beautiful thing.
How do you see the independence movement today?
The principal agenda of the independence movement
should be to seek unity. That conception is
problematic. (Juan Antonio) Corretjer used to
say, for example, that unity is only achieved
through action. What we have here are two
governments of colonialist countries one wants
to be the ‘super colony,’ which is statehood, and
the others, who can’t even make an argument about
what they want. The PIP is a good tool, but the
PIP and all the organizations ought to seek
dialogue. It’s obvious that in a colony there could only be colonial elections.
What do you think of armed struggle now?
At Lolita (Lebrón)’s burial, I spoke, and I said
that Puerto Rico needs to seek its independence
using all means available. And when the moment
arrives, the Puerto Rican people will choose what
means or combination of means it will use. When
we returned to Puerto Rico, the method of
peaceful struggle was being used in Vieques.
Every historical moment will define the means of struggle.
It’s said that Lolita renounced armed struggle.
I don’t know what changes Lolita made, but I can
tell you that everyone has the right to change
her strategy, and if she thought that in the
Puerto Rico of today the armed struggle wasn’t
the necessary way, that is her choice.
What can you say about Oscar López, the prisoner who remains inside?
Oscar is about to mark 30 years of prison. That
is truly an intolerable situation. A person who
has always maintained steadfastness, in addition
to all the studies that have been done about how
disproportionate our sentences were. In the Human
Rights Committee we’re going to focus principally
on Oscar; Avelino as well, but his sentence is
much shorter. Oscar is the one who has an obscene
sentence. If he doesn’t come out soon, he’ll come
out as an old man, when he’s over 80 years old.
It would be an honorable gesture of good faith on
the part of (president Barack) Obama if he
released him without conditions. The Cubans are
releasing those ‘political prisoners’ without
conditions. In our case, we have the political
prisoners with the longest sentences in all of
Latin America. Lolita was the woman who spent the
most time in prison in all of the Americas, maybe in the world.
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